Deja vu arquitectónico en la ciudad de Madrid.

Llevo un tiempo teniendo una especie de deja vu cuando recorro ciertas partes de la ciudad de Madrid y no sabía muy bien qué era hasta que caí en la cuenta de que estaba pasando por delante del mismo edificio una y otra vez. Parecía tratarse de un edificio móvil, incluso pensé en la ciudad andante de los británicos Archigram, de los que hablaré algún día...


Pero no era, eso, se trataba de algo más mundano. No es que el edificio cambiara de sitio, sino que se trataba de tres edificios tan parecidos que pueden pasar por idénticos. ¿Idénticos tres edificios situados en diferentes partes de una ciudad? Pues sí, si tenemos en cuenta que cada uno se adapta (ligeramente) a los condicionantes propios de su localización, como son alturas, tamaño de parcela, etcétera... a primera vista es el mismo diseño; el aparejo del ladrillo formando bandas horizontales curvas que alojan las terrazas en un fuerte contraste con el plano recto del resto de la fachada.

Inconfundible y por lo que parece no irrepetible. Veamos:

   

En el oeste, cerca de la M-30, en la calle calle Caribe hay un conjunto de varios edificios exentos tipo bloque pastilla, con este diseño tan característico.


El siguiente que encontré está en la Avenida de Alberto Alcocer, junto a la plaza de la República Dominicana. En este caso parece un edificio de manzana cerrada, pero la fachada es idéntica.



El último ejemplo de este edificio con pretensión de conquistar Madrid está en el sureste de la capital, un edificio estrecho en la calle Doctor Esquerdo, casi en su cruce con la calle Cavanilles.

Los motivos de esta repetición tan milimétrica me son ajenos y no puedo sino elucubrar a cerca de ello: bien un cliente al que le gustó el proyecto que hizo su arquitecto y le solicitó que lo repitiese en cada una de sus obras, bien un arquitecto satisfecho con su diseño que lo incluye una y otra vez. 

Sea lo que fuese, me parece una pena y una falta de ingenio el tener que repetir el mismo diseño hasta la saciedad. Un arquitecto no puede permitirse dejar de pensar, imaginar e investigar nuevos diseños que le permitan resolver diferentes problemas, incluso aunque uno haya dado con la que cree que es la solución definitiva. El Arquitecto está obligado a continuar en la búsqueda de nuevas soluciones para cada problema particular y así mejorar la vida de los demás. No es aceptable el uso continuado y repetitivo de viejos sistemas y diseños, todo lo contrario, el aprendizaje continuo es inexcusable, siendo la única herramienta que posee para poder poner todo su conocimiento en cada encargo y conseguir el mejor edificio para su cliente.

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