La audacia de las promociones de viviendas públicas.

Hace tiempo en un programa de televisión que hablaba sobre los nuevos barrios que han surgido en Madrid en este nuevo siglo el reportero, cámara en mano, preguntaba a varios vecinos qué es lo que opinaban de su barrio y entre las respuestas más peculiares fue la de una señora que dijo lo siguiente: "...sabrá cuales son las casas de los pobres porque son las de colores"


Curiosa frase, que encierra una verdad: los edificios de vivienda protegida suelen ser más audaces y atrevidos que aquellos que promueve una empresa privada y por lo tanto son fácilmente reconocibles "los edificos de los pobres" y es que paseando por los nuevos ensanches de Madrid, entre la masa monótona de edificios de fachadas de ladrillo marrón salpicadas por esos horrorosos miradores metálicos, edificios aburridos, que denotan haber sido realizados sin ninguna ilusión, aparecen algunos ejemplos que tratan de ser diferentes, de atreverse a hacer algo nuevo. 

Estos edificios buscan desarrollar el uso de nuevos materiales, pensar en nuevas configuraciones espaciales, darle una vuelta al concepto de vivienda colectiva... son una especie de laboratorio de ideas para encontrar un nuevo modelo de edificio de viviendas. Unas veces con más acierto y otras con menos, pero esta entrada no pretende entrar a valorar dichos experimentos, sino reflexionar en aquello que está detrás. ¿Porqué la iniciativa privada no se atreve a hacer este tipo de cosntrucciones y sigue anclado en diseños de hace más de dos décadas?


Al igual que sucedió en aquellos primeros años del pasado siglo XX en el que los Arquitectos de entonces, Le Corbusier, Gropius, Mies, Behrens... buscaban su propio lenguaje y acabaron desarrollando un nuevo Estilo, los Arquitectos de ahora tratan de buscar el suyo, pero lo triste es que no sea la empresa privada quien lo impluse, sino la Administración. Resulta curioso, que sea el único campo en el que la Administración pública, que se supone más conservadora que una institución privada, esté a la vanguardia del diseño y esto se debe a la forma en la que se elige el diseño en una y otra institución. 

Los edificios de viviendas públicas son elegidos tras un concurso y el jurado de éstos suelen estar compuestos de Arquitectos, es decir por profesionales que hablan el mismo lenguaje que los diseñadores; en cambio, los promotores privados y este es el problema, buscan exclusivamente la ganacia económica, dejando a un lado la estética, el buen diseño y por su puesto la experimentación, yendo inevitablemente a modelos que han demostrado año tras año (incluso década tras década) que les son rentables: estructura de hormigón, tal tipo de ladrillo visto o enfoscado monocapa, ventanas de tanto por tanto y en este color, tantos metros cuadrados para la cocina, el comedor...  Nada nuevo bajo el sol.


El porqué las promociones de viviendas privadas siguen siendo iguales que las del siglo pasado es porque se siguen vendiendo, ¿pero es eso lo que quiere la gente? ¿o es que no les estamos dando otra opción?. He oído infinidad de veces a gente quejarse de edificios modernos, decir que los Arquitectos construimos para nosotros y no para el cliente y que por eso "los edificios de colores sólo son para pobres".  Yo creo que la gente compra viviendas estandarizadas porque los constructores no se atreven a hacer otra cosa, porque los Arquitectos no están en esos puestos de decisión. 

Es cierto que hay errores y que hay edificios "de colores" que no son fácilmente vivibles o que tienen un diseño poco adecuado, pero son los que menos, en gran medida porque al salirse de la norma, el Arquitecto es mucho más cuidadoso y meticuloso en el proceso proyectual y a la postre, un buen diseño atrae a los compradores, si no fuese así, no existirían marcas como Apple o Bugaboo o no habría algún cartel de "Se vende" en edificios icónicos como Torres Blancas.

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