El paseo de la Castellana, espejo del poder.

El paseo de la Castellana, en Madrid, tiene su origen en el s.XIX, durante la regencia de María Cristina (de Borbón, no de Habsburgo. Un lío cuando las reinas se llaman igual), cuando se decide prolongar los paseos del Prado y de Recoletos en un intento de crear una gran arteria al estilo parisino, con bulevares, paseos ajardinados y sombreados con grandes árboles que diesen una sombra donde los potentados pudieran mostrar a los demás su posición y riqueza.

Y esta idea de si no estás aquí, no eres nadie, ha perdurado doscientos años, hasta nuestros días. Esta es su historia, la historia de un país:

Grabado de la antigua fuente del obelisco

A mediados del siglo XIX la ciudad de Madrid había experimentado un aumento de población enorme, pasando de 200.000 a 300.000 habitantes en poco más de cincuenta años, por lo que se decide llevar a cabo un nuevo ensanche, que se denominó Plan Castro, en honor al Arquitecto que lo diseñó, Carlos María de Castro. Este ensanche preveía ampliar la superficie de la ciudad tres veces, en un diseño que tenía claras reminiscencias del plan Cerdá de Barcelona, con una retícula cuadrada, manzanas cuadradas rematando las esquinas en chaflanes, patios de manzana ajardinados...

No obstante, su ejecución fue lenta y llena de trabas burocráticas (aquí en Madrid sabemos bien lo que es la burocracia) y el plan fue modificándose de acuerdo a intereses especulativos, quedando reducidas sus dimensiones, los anchos de sus calles y suprimiendo mucho terrenos dedicados a plazas y zonas verdes...

Plano del Plan Castro (Fuente)

Es en este Plan cuando aparece reflejado por primera vez en un mapa la ampliación de los paseos del Prado y Recoletos, creando un importante eje norte-sur, que en un principio se denominó el Paseo de las Delicias de la Princesa, en honor a la entonces princesa Isabel, futura reina de España como Isabel II. La nueva calle o avenida seguía en gran parte el curso del arroyo del Bajo Abroñigal, una importante fuente de agua que abasteció la ciudad de Madrid desde sus inicios carpetanos y que había sido canalizada, por lo menos desde el siglo XVII, en la denominada "vía de agua de Bajo Abroñigal", un canal subterráneo de piedra que llevaba el agua hasta diferentes fuentes de la ciudad (como por ejemplo la fuente del obelisco) y que tenía fama de ser la que tenía el mejor agua de Madrid.

PRIMERA ETAPA: NOBLEZA_

Esta nueva arteria no pasó desapercibida por la nobleza, que hacía poco estaba empezando a salir del centro de la ciudad para establecerse en las afueras y vio una magnífica oportunidad para instalarse en esta nueva vía, que poco a poco fue llenándose de palacetes, mientras iba cambiando de nombres hasta llegar al que hoy conocemos, como Paseo de la Castellana (una reminiscencia del paseo de la fuente de la castellana, que fue un nombre que tuvo mucho apego en la ciudad).

La Castellana se llenó, pues de palacetes donde la nobleza trataba de demostrar su importancia económica, con palacios con diseños eclépticos, neobarrocos o neolásicos en un ejercicio que trataba llamar la atención del viandante sobre el edificio; así tenemos los desaparecidos palacio Xifré (actualmente sustituido por el ministerio de sanidad), diseñado en estilo neomudéjar por el Arquitecto José Contreras, que había sido restaurador de la Alhambra; el palacio de Anglada (actualmente sustituido por el hotel Villamagna), diseñado por el Arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso con su fachada neoclásica que ocultaba un magnífico patio árabe; el palacio de la Huerta, donde Emilia Pardo Bazán realizaba sus tertulias y ponía cara al movimiento feminista en España (actualmente sustituido por la embajada Americana), del que no he conseguido saber quien lo diseñó; el palacio de Villamejor, diseñado por el Arquitecto José Purkiss (actualmente es el Ministerio de Política Territorial, si es que sigue teniendo ese nombre); el palacio de los duques de Medinaceli (actualmente sustituido por el hotel Palace), diseñado por el Arquitecto Mariano Andrés Avenoza o el famosísimo palacio de Murga, hoy conocido por palacio de Linares, obra de los Arquitectos Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Aníbal Álvarez Bouquel.

Palacio Xifré (Fuente)

SEGUNDA ETAPA: BURGUESÍA_

Con la pérdida de Filipinas y Cuba (1998), se produjo en España una repatriación de capitales, que desarrolló la industria peninsular e hizo que muchos burgueses volvieran a la madre patria, empezando una época de esplendor para esta clase de empresarios, muchos de los cuales compraron títulos nobiliarios o se casaran con herederos de estos títulos, así pues, la Castellana empezó a ver cómo los dueños de sus edificios pasaban de nobles a burgueses.

El mejor ejemplo es el Marqués de Salamanca, empresario que hizo fortuna en la banca, los ferrocarriles, la construcción... que construyó su palacio en unos terrenos comprados al marqués de Oñate, en el Paseo de Recoletos número 10. El palacio fue diseñado por el Arquitecto Narciso Pascual y Colomer

Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, en 1923 la burguesía entra a formar parte del gobierno, en un intento de sacar de la política a políticos, en su mayoría nobles cercanos al rey Alfonso XIII, lo que llevó a un considerable desarrollo del país y de la burguesía, que siguió haciéndose con propiedades en la Castellana. No obstante, la dictadura, que da paso a la llamada dictablanda de Berenguer, pone en crisis el sistema político que quiso reparar, saliendo muy malparada la figura del rey Alfonso XIII y sirve de caldo de cultivo para la siguiente época.


TERCERA ETAPA: REPÚBLICA_

El 14 de febrero de 1931, tras el recuento de unas elecciones municipales, se proclama la Segunda República Española. Desde unos años antes se va viendo cómo la sociedad española se polariza y diferentes grupos y partidos políticos van tomando el poder en España. Este nuevo cambio de poder se refleja por supuesto, en la Castellana, donde tenemos el ejemplo de un pequeño partido político  que celebra su acto fundacional en el número 27, en el palacio de la Eliseda. Este partido se llama Falange y tendrá un papel preponderante en los años venideros.

Durante la Guerra Civil Española la calle cambia de nombre, denominándose Avenida de la Unión Proletaria y muchos palacios son expropiados o incautados, incluso utilizados como refugio, como el palacio del Cisne, perteneciente a los marqueses de Bermejillo (actual sede del defensor del pueblo), diseñado por el Arquitecto Agustín Ortiz de Villajos.


CUARTA ETAPA: FRANQUISMO_

Con la llegada del general Francisco Franco al poder, la Castellana cambia su nombre por el paseo del Generalísimo, nombre que mantendrá hasta bien entrada la democracia, en los años 80. Este cambio no es casual y una vez más, el poder quiere demostrar su fuerza implantándose en la Castellana. 

Tras la guerra Madrid está devastado y supone una oportunidad perfecta para llevar a cabo el gran proyecto político de cambiar la sociedad. Pero vemos que existen dos concepciones político-sociales distintas, que tendrán uno de sus campos de batalla ideológica en el urbanismo: por un lado el falangismo, representado por el arquitecto Pedro Muguruza, que pretende acabar con la lucha de clases mediante la unión de proletarios y patronos en los mismos barrios, incluso en los mismos edificios, bajo la premisa de que si no hay guetos, no habrá revolución y por otro lado, el nacionalcatolicismo, que propugna una vuelta a la tradición, con sus planes de desarrollo urbano separados por usos y por lo tanto por clases sociales, con la iglesia como conductor entre ambos.

Nuevos Ministerios (Fuente)

En esta época se empiezan a levantar los diferentes edificios ministeriales en la Castellana, como los Nuevos Ministerios, en los terrenos del antiguo hipódromo, el ya citado ejemplo del Ministerio de Sanidad, el palacio de los marqueses de Fontalba y Cubas, firmado por el Arquitecto José María Mendoza Usía, que se convirtió en la sede del Consejo de Justicia Militar o el palacio de Alcalá Galiano, diseñado por el Arquitecto Agustín Ortiz de Villajos, que se convirtió en el Ministerio del Interior.

El Estado quiere hacerse presente en la Castellana y demostrar que es él quien manda, por lo que amplía hasta la plaza de Castilla, gracias al Plan Bigador, del que seguro hablaré en otra entrada.


QUINTA ETAPA: DESARROLLISMO_

En los años 50 el franquismo se renueva y entran los tecnócratas en el gobierno (en su mayoría del Oppus Dei), el estado sufre un profundo cambio, pero en el caso que nos ocupa, sólo mencionaremos el cambio que experimenta la ley hipotecaria, en lo que supone un giro de 180º en la concepción de la vivienda. Desde ese momento el Estado, que había sido el garante de la vivienda en España, siendo el único que podía conceder créditos a más de 5 años, deja sus funciones en manos de los bancos, permitiéndoles la concesión de créditos a 35, 40 años o más, con lo que se soluciona el gigantesco problema de la vivienda en España, al poder acceder a ella un mayor número de ciudadanos.

Así pues, vemos como la Castellana se jalona de grandes edificios de bancos y aseguradoras, como la torre del Banco Bilbao, el edificio Bankinter (un ejemplo de cómo salvar el edificio existente) o el edificio de la Unión y el Fénix.


SEXTA ETAPA: DEMOCRACIA_

Con la llegada de la democracia a España el Paseo de la Castellana se renueva para acoger a sus nuevos inquilinos, que son las aseguradoras, empresas de valores y grandes corporaciones y consultoras, que nos dejan maravillosos ejemplos de una nueva arquitectura basada en la altura. 

España se abre al mundo y empieza una época de alegría, con numerosos ejemplos de edificios de oficinas, como el maravilloso edificio Castelar, sede del banco Coca, que rápidamente compra la compañía de seguros Catalana Occidente, el edificio Allianz, las torres de Colon, la Torre Europa, la torre Picasso o las archiconocidas torres Kio....


SÉPTIMA ETAPA: NUEVO SIGLO_

Actualmente estamos viviendo una nueva fase en la que los edificios de oficinas siguen dejando su estampa en la nueva ampliación de la Castellana, (con la venta hace años de los terrenos del Real Madrid la Castellana sigue creciendo hacia el norte) y construirse las famosas cuatro torres, propiedad de empresas pretroleras, bancos, cadenas hoteleras... pero vemos un nuevo cambio en el paradigma con la Operación Chamartín, que dará paso a un nuevo barrio, como los que jalonan la capital (ensanche Vallecas, Sanchinarro, Las Tablas...), donde se trata de reunir todos los usos posibles (vivienda, oficinas, zonas verdes, ocio...) y evitar la zonificación y creación de núcleos independientes sin conexión entre sí. 

Veremos en qué acaba todo, puesto que es un caramelo demasiado jugoso para que los políticos, no metan la mano.

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