Si comprar una casa nueva es complicado, encontrar una que se adapte a nuestras necesidades es todavía más difícil y se convierte en algo casi imposible si lo que queremos es vivir en el centro de una ciudad, donde las viviendas de obra nueva escasean. Más aún, cuando compramos una vivienda nueva, a no ser que sea un chalé o estemos en alguna cooperativa, tenemos que aceptarla tal y como está diseñada y si necesitamos hacer algún cambio, para adaptarla a nuestra forma de vida, tendremos que hacerlo después de la compra, con todo lo que una obra supone.
Es por ello que la mejor opción en estos casos es la compra de una vivienda que tenga las dimensiones que necesitamos y esté en el lugar donde queremos vivir y posteriormente hacer una reforma en profundidad. Con un proyecto adecuado y atendiendo a las necesidades exclusivas de cada uno, tenemos una vivienda a medida, con los espacios que necesitamos.
En este ejemplo, un cliente que vivía solo buscaba una casa en el centro de Madrid, pero los elevados precios de la vivienda nueva le obligaron a buscar una antigua. Después de visitar varias casas, se decidió por esta, construida en los años 70, que debido a su mal estado de conservación, consiguió una rebaja en el precio.
La premisa básica de este cliente era tener un amplio salón, para cual decidí incorporarle la terraza por un lado y la cocina por el otro, dejando que los propios muebles de la cocina, marcasen la separación física, pero permitiendo una conexión visual que da amplitud al salón y crean una ventilación cruzada. La otra imposición del cliente era tener una bañera, lo cual conseguí desplazando el baño hacia la entrada, con lo que ganaba espacio para colocar la bañera, así como para dar mayor amplitud al dormitorio principal.
De esta forma, conseguimos una vivienda hecha a medida, con espacios amplios, bien iluminados y ventilados y aprovechando los espacios al máximo por un menor precio que una vivienda de obra nueva, en pleno centro de Madrid.
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