Menudo chiringuito tiene montado la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Resulta que gracias a una interpretación partidista y torticera de una ley, la Ley de Universidades, la UPM se está forrando (hablo de millones de euros de facturación) de lo lindo en un ejercicio de competencia desleal asombroso.
Explico la situación: la citada ley permite que los profesores de esta universidad realicen trabajos técnicos y de investigación usando recursos, material, personal, sellos y membretes de la Universidad en estos trabajos. Hasta aquí no hay ningún problema, puesto que es lógico y deseable que el personal universitario realice todo tipo de trabajos, de carácter docente, que puedan repercutir en la formación de sus alumnos. El problema aparece cuando se decide utilizar esta fuente de recursos de investigación, no para mejorar la formación de los profesores, sino para lucrarse.
Al tratarse de una universidad politécnica, casi cualquier tipo de trabajo que puede realizar un profesor de esta universidad puede considerarse técnico y una palabra que fue incluida en una ley para tratar de mejorar la experiencia de los profesores y abrir un posible campo de investigación, fue travestida sin ningún tipo de vergüenza en una fuente extra de ingresos para una universidad que recibe su presupuesto del DINERO PÚBLICO. De esta manera, independientemente de que un trabajo de carácter PRIVADO abra un campo de investigación o simplemente sea una fuente de ingresos sin ningún tipo de interés docente, los diferentes departamentos de las múltiples escuelas de la universidad se lanzan ávidamente a por él usando los enormes recursos y personal de una universidad PÚBLICA.
En este caso hablo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), en la que los diferentes departamentos están realizando, además de los muy importantes trabajos de investigación, todo tipo de otros trabajos técnicos, de manera que se ha convertido en un mega estudio (debe de haber pocos mayores en el mundo) de Arquitectura que se aprovecha de recursos públicos, estudiantes, becarios, doctorandos... para competir con estudios privados que sólo disponen del dinero que ganan con su trabajo. Como dije en el primer párrafo, ¿no es el caso de mayor competencia desleal en la historia de la Arquitectura?
Hasta ahora, los decanos del colegio no han movido un sólo dedo para defender a sus colegiados frente este ataque y esto es fácilmente explicable si miramos la lista de decanos del COAM y vemos la vinculación de muchos de ellos a la ETSAM, como Javier Carvajal, Luis Rodríguez-Avial, Fernando Chueca o Ricardo Aroca entre otros. Espero que el actual decano del COAM, que no está relacionado con la universidad y ha trabajado toda su vida como profesional liberal, se escandalice como cualquiera que no forme parte del chiringuito debería y tome cartas en el asunto para defender a sus colegiados.
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